Las bicicletas con motor eléctrico asistido se han convertido en un vehiculo ideal para circular por las grandes ciudades, e incluso también para el transporte interurbano (para aquellas personas que se desplacen desde los alrededores o urbanizaciones, siendo cortos trayectos).
Con este tipo de bicicletas con motor evitamos muchos esfuerzos
innecesarios, ayudando a que la persona llegue antes y en mejores
condiciones a su destino; esto se observa por ejemplo en verano, ya que
el motor incorporado evita que tengamos que pedalear y sudar en verano,
y además facilita el transporte para las personas con poca movilidad.
Esta nueva tecnología, que se ha empezado a extender sobre todo en los
núcleos urbanos en los últimos tres años, es actualmente trabajada por
una gran variedad de marcas y modelos, y ha tenido tal desarrollo que
muchas de ellas poseen casi las mismas prestaciones y comodidades que
una motocicleta. Actualmente, los mercados donde más se demandan este
tipo de productos son Japón y Europa occidental.
Sin embargo, ha de tenerse en cuenta
que una bicicleta eléctrica es bastante pesada y grande en tamaño; de
hecho, por estas características debe ser considerada como un vehiculo
ciclomotor e incluso necesita de plaza de aparcamiento como uno de
ellos. Los ingenieros y técnicos especializados trabajan sobre todo
para mejorar los microprocesadores que controlan el esfuerzo del
pedaleo y el apoyo que realiza el motor.
Ante la creciente demanda, las
distribuidoras están haciendo un gran sobreesfuerzo para abastecer el
mercado urbano, por eso se intentan ofrecer nuevas alternativas que
incorporen una mejora en el sector de las bicicletas de pedaleo
asistido. A este efecto, lo mas novedoso es incorporar a las bicicletas
plegables la tracción eléctrica, y así disponer de un vehiculo cómodo,
ligero y fácil de transportar con la comodidad que supone el pedaleo
asistido. La ventaja que conlleva la bicicleta plegable en si misma es
que se puede guardar casi en cualquier espacio, además de ser bastante
liviana, por lo que podemos utilizarla cuando nos convenga y llevarla
plegada por ejemplo cuando accedamos a un transporte publico.
En cuanto a las prestaciones, un modelo
clásico de bicicleta eléctrica suele pesar unos veinte kilos de media,
y si es además plegable puede guardarse en menos de treinta segundos,
demostrando así su ligereza y versatilidad, gracias a su diseño
ergonómico. El motor eléctrico suele conllevar cambio de marchas de
hasta cinco velocidades, y tiene una potencia de alrededor de
doscientos vatios, lo que supone una autonomía de entre treinta y
cincuenta kilómetros, según la velocidad a la que se circule. Hay que
tener en cuenta que, en general, todas las bicicletas con pedaleo
asistido cuando alcanzan una velocidad mayor de los veinticinco
kilómetros por hora, se desconectan de la asistencia eléctrica y todo
el esfuerzo recae en el pedaleo individual. La batería se carga en la
red eléctrica a unos doscientos veinte voltios y tarda de media cuatro
horas en completar su recarga.
En cuanto a las prestaciones, un modelo
clásico de bicicleta eléctrica suele pesar unos veinte kilos de media,
y si es además plegable puede guardarse en menos de treinta segundos,
demostrando así su ligereza y versatilidad, gracias a su diseño
ergonómico. El motor eléctrico suele conllevar cambio de marchas de
hasta cinco velocidades, y tiene una potencia de alrededor de
doscientos vatios, lo que supone una autonomía de entre treinta y
cincuenta kilómetros, según la velocidad a la que se circule. Hay que
tener en cuenta que, en general, todas las bicicletas con pedaleo
asistido cuando alcanzan una velocidad mayor de los veinticinco
kilómetros por hora, se desconectan de la asistencia eléctrica y todo
el esfuerzo recae en el pedaleo individual. La batería se carga en la
red eléctrica a unos doscientos veinte voltios y tarda de media cuatro
horas en completar su recarga.